Desde mediados del siglo xviii, los pobladores de toda la zona donde hoy se extiende territorialmente
el municipio de Caimito, en la provincia de La Habana, veían la necesidad de construir un templo. En el
año 1787, el señor don Antonio Rodríguez de Sosa, dona medio cuarto de caballería de tierra para la
construcción de una iglesia, la que se establecería en el poblado del Guayabal. Más tarde, el obispo
Santiago José de Echevarría la erigiría en Parroquial de Ingreso.
La hermosa construcción fue visitada por varios obispos, entre ellos Juan José Díaz de Espada y
Fernández de Landa y, en 1863, Francisco Fleix y Solans. Según antiguos documentos, a principios
del siglo xix era una iglesia muy rica y de las mejores en su estado de conservación. Pero empobreció
junto al pueblo cuando decayó en la zona el cultivo del café y disminuyeron, por consiguiente, los
ingresos. Durante llaúltima guerra de independencia contra el colonialismo español, al amanecer del
Domingo de Ramo, en el mes de marzo de 1896, la ilgesia fue destruida por las fuerzas cubanas. |
Cuenta la leyenda que en 1862, un vecino de este pueblo, don Claudio Hernández Rodríguez,
persona muy religiosa, jugó un billete de lotería y anunció su propósito de emplear la mitad de lo que
obtuviera, en caso de que saliera premiado, como ofrenda a san Claudio y a la Purísima Concepción,
en la construcción de un templo católico en este pueblo. La suerte favoreció sus designios y el billete
salió premiado. Ese mismo año, el señor Hernández edificó a sus expensas una ermita en los terrenos
de su propiedad. La ermita quedó bajo la advocación de san Francisco de Asís. También en 1862, los
vecinos de Caimito le piden al obispo Fleix y Solans que declare a la Virgen de la Caridad patrona del
pueblo y de su iglesia. El buen pastor accedió al deseo del pueblo y la bendijo personalmente en el año
1864.
Para 1869, el cura párroco era el presbítero José Cecilio de Santa Cruz, y es de destacar que en la
delación hecha el 12 de diciembre de 1863 ante el Comandante Mayor de Dragones, en los Autos de
la causa que se instruía sobre la conspiración conocida como los Soles y Rayos de Bolívar, aparecía
la figura de este sacerdote, natural de La Habana y de 53 años de edad, que fue finalmente detenido
el 6 de febrero de 1869 y deportado en el vapor “San Francisco de Borja” el 21 del mismo año.
Al llegar el año 1872, el párroco, con permiso del obispo fray Jacinto María Martínez, traslada su
domicilio del poblado de Guayabal para Caimito, que para esta fecha contaba con 57 casas. Mientras
que Guayabal sólo contaba 27. El párroco trasladó también el Archivo Parroquial y la Pila Bautismal. En
1880 era don Francisco Revuelta y Argüezo el sacerdote que ejercía dicha responsabilidad.
Durante todo este tiempo, la prosperidad material de Caimito iba en aumento. Lamentablemente,
en 1893 un rayo daña considerablemente el templo. El día 13 de mayo de 1893, alrededor de las
diez de la noche, el habitual silencio del pueblo fue turbado por la alarma de un violento incendio que
destruyó la ermita, construida 28 años atrás. Las primeras noticias de la conflagración corrieron por
todo el pueblo con la misma velocidad del rayo, y prontamente las autoridades y vecinos de la localidad
vinieron a luchar contra el voraz elemento. La ermita quedó totalmente destruida, pero los esforzados e improvisados bomberos lograron salvar parte de los | |
libros, las campanas y algunas imágenes. La de la Purísima fue rescatada del fuego por Francisco Urra. Esta imagen la había regalado a la iglesia la familia Valor. Gonzalo Riverón salvó el confesionario.
Inmediatamente las familias religiosas procedieron a gestionar la reconstrucción del templo católico. Se realizaron varias colectas y con el auxilio de las autoridades eclesiásticas, se comenzaron las obras. En 1894 se concluyó la construcción de la iglesia parroquial de este pueblo. Tras ser reparada, quedó con un metro más de alto, dos habitaciones de fondo; la nave alcanzó 25 metros de largo y seis de ancho. Para su reinauguración se efectuó una fiesta religiosa los días 30 de junio y primero de julio de aquel año. El 30, a las seis de la tarde, se celebró la bendición. Ofició esta ceremonia el presbítero Eduardo Ferrer y Daniel, quien fue el primer cura párroco de la iglesia, y era el cura | | |
propietario vitalicio de la Parroquia. En 1897 hacen donación de todos los terrenos que circundaban al
templo.
En 1917, la iglesia dona al pueblo el terreno del frente, pues los habitantes de Caimito necesitaban
tener un parque. Entrega también una franja de terreno que se hallaba a su lado derecho para que
los vecinos pudieran comunicarse con mayor facilidad en su tránsito hacia Pueblo Nuevo. En el año
1921, siendo cura párroco el presbítero Estanislao Sabarroja y Ballonga, se le pusieron al templo los
pisos de mosaicos y se verificaron reparaciones en las ventanas y escaleras. Se instaló además, una
lámpara de luz eléctrica y se adquirió una serafina. En 1923 se hicieron otras reparaciones de
importancia; en 1925 se reconstruyó totalmente el techo, mientras que en 1926 se haría lo mismo
con la fachada y la cúpula, y en noviembre del mismo año, se renovaron las puertas y el tejado que
fueron destruidos por el ciclón de octubre. Todas estas obras se ejecutaron siendo cura párroco el
mencionado presbítero Sabarroja, muy estimado en la localidad. Ya en 1928, el nuevo pastor sería
el presbítero José María Fernández y Gayol.
En la década del 30 se le hicieron algunas reparaciones en el techo, y por los años 50 se le agregaron
dos cuartos y un salón al fondo. También por estos años se funda en la parroquia la Unión 137 de la
Asociación de Caballeros Católicos, de la que fue su primer presidente el señor Pablo Peña y que
llegara a contar con aproximadamente 25 caballeros. Son ellos, precisamente, quienes financian la
construcción de un salón aledaño al templo y que sería la sede de la Unión hasta su desintegración
en septiembre de 1960.
En 1975, por iniciativa del presbítero Félix Hernández Fundora y de la comunidad cristiana, y con la
ayuda del señor Arzobispo, se reparó nuevamente el templo. Esta vez sufrió grandes transformaciones
en el Presbiterio, que era completamente de maderas preciosas y pasó a ser de yeso.
En 1994, al ser azotado el territorio por la Tormenta del Siglo (13 de marzo), se daña la totalidad del
techo y otras partes del templo. Horas después la iglesia recibe la visita del arzobispo, monseñor Jaime
Ortega Alamino.
Finalmente, en agosto de 2004, el paso del huracán Charley por las cercanías del territorio caimitense,
representó un importante daño material a la localidad, incluyendo al templo parroquial que resultó
totalmente afectado. Por tal motivo, la celebración de los sacramentos se comenzó a realizar en un
salón anexo al templo.1 Tras un año de espera y trabajos de reparación, con la activa participación
del párroco, padre Vicente Abreu Fernández, el templo reabrió sus puertas en julio de 2005.
En septiembre de 2007, en ocasión de la fiesta patronal de la comunidad católica de Caimito, la
solemnidad de Nuestra Señora de la Caridad, el pueblo de este municipio vería con asombro de
algunos y alegría de muchos, el renacer de la procesión de la Virgen por las calles aledañas a la
iglesia. Tras muchos años de imposibilidad, la Virgen nuevamente salía a bendecir al numeroso grupo
de fieles que a pesar de la insistente lluvia se reunía para tan esperado momento. Ellos, sus familias,
y todo el pueblo estuvieron por breve tiempo bajo la mirada maternal de quien no olvida rogar por esta
porción de la iglesia habanera que, aun bajo las más disímiles dificultades, ha logrado mantener viva la
semilla de la fe. Quiera Dios que esta vuelta de la procesión de la Caridad sea el primer paso de un
renacer del amor a Dios en todo Caimito.
Nota:
1. El salón, otrora sede de los Caballeros Católicos, estuvo en manos ajenas a la Iglesia durante largo tiempo, hasta que pudo ser recuperado, gracias a la constancia del cura párroco, Manuel López Arrieta. |
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Estas fotos me parecen nuevas,no las habia visto antes.
ResponderEliminarSiempre entro en esta pagina para recordar lugares de nuestro pueblo querido.
Gracias a Jose Ramon que Dios te permitio tenere sta brillante iniciativa.